Plan Global de Nueva Evangelización
Desde el Año 1994 en la Arquidiócesis emprendimos como tarea compartida de sacerdotes, religiosos y laicos, en comunión con nuestro Arzobispo un proceso pastoral.
Empezamos por acercarnos a nuestra realidad con la conciencia de que solo en la medida en que tenemos claridad de lo que nos afecta, podemos buscar soluciones que efectivamente den respuesta a las necesidades que tienen nuestros hermanos.
Cuando tuvimos claridad sobre la realidad visualizamos a la luz de la Palabra de Dios y del Magisterio, el ideal de Iglesia según el Proyecto de Dios como una Iglesia Pueblo de Dios, comunidad de Hermanos, organizada, participativa, solidaria y misionera que nos permita identificarnos como cristianos discípulos de Jesús comprometidos con su Proyecto de salvación y dar respuesta a los desafíos que desde la realidad actual del mundo y de la sociedad se hacen presentes en el hoy de nuestra historia.
De esta comprensión nació el Plan Global de Nueva Evangelización en sus tres etapas fundamentales y decidimos entonces, ponernos en marcha manos a la obra e iniciar con la primera etapa de sensibilización que nos permitiera:
• Pasar de tener solo a unos pocos bautizados comprometidos en la vivencia de la fe, a la convocación de todos los bautizados y hombres de buena voluntad,
• De una comprensión de la vida cristiana de manera individualista a una visión y espiritualidad comunitaria como miembros todos del Pueblo de Dios.
• De la comprensión de Iglesia como jerarquía y construcción de templos a una Iglesia conformada por todos los bautizados.
• De una fe desencarnada y alejada de la realidad a una fe que tiene mucho que ver con las luchas y dificultades; éxitos y triunfos de todos los bautizados. De Aquí nació la necesidad de trabajar los valores del Encuentro, la Reconciliación, la Fraternidad y la Comunión.
La Etapa de sensibilización ha sido un despertar a la vivencia de los compromisos de todo bautizado como Sacerdote, Profeta y Rey.
De 1999 a 2001 tuvimos diversas experiencias de reconciliación, desde los valores del encuentro, el perdón y la tolerancia. El año 2000, año jubilar fue significativo en el camino pastoral de nuestra Arquidiócesis, realizamos una misión simultánea en todas las parroquias con sus barrios y veredas, con la participación de numerosos laicos, dejándonos además de la experiencia del reconocimiento del otro, la conformación inicial de las estructuras básicas:
• El EPAP,
• la Sectorización de las parroquias,
• los ECS y la Red de Mensajeros.
Todo esto animado por el Espíritu de la comunión.
De 2002 a 2004 nuestro compromiso, no solo como reflexión, sino ante todo como trabajo y vivencia pastoral giró en torno a fraternidad, desde los valores de la Solidaridad, la Justicia Social y la Convivencia Pacífica, una etapa marcada por la preocupación social, que nos permitió centrar nuestros esfuerzos en el descubrir del rostro de Cristo en los hermanos más pobres, en los niños y jóvenes excluidos del sistema escolar, las personas que estaban fuera de los servicios de salud que debe estar garantizada por el Estado, las personas sin techo, esta fue de manera especial, una oportunidad para descubrir la necesidad de reconciliarnos con la naturaleza.
En esta fase, se promovió la participación de los niños y jóvenes en la Arquidiócesis y se realizó el primer congreso Arquidiócesano de jóvenes y la misión de los niños, en la cual ellos fueron los principales protagonistas. De igual manera en las jornadas de reflexión de las semanas de pastoral se abordaron temas muy importantes como la pastoral social, la pastoral familiar y la Administración parroquial, haciendo especial énfasis en la economía de comunión la cual dio como origen a la conformación de los COPAEs.
De 2005 a 2008 estamos caminando desde las parábolas bíblicas, las imágenes y las expresiones, el valor de la Iglesia Misterio de comunión. Esta ha sido una fase que nos ha permitido desde la Biblia y la enseñanza de la Iglesia, fortalecer el sentido y el espíritu comunitario. Orientando todas nuestras fuerzas hacia la preparación, realización y celebración del nacimiento de las Comunidades Eclesiales de Familias (CEF).
Desde la Sectorización, base inicial para la conformación de las CEF, hemos entendido, que estas comunidades más pequeñas nos permiten descentralizar la vida de la iglesia, para llegar a todos, al mismo tiempo, que se convierten en espacios más personalizados de Comunión y Participación; de vivencia de la corresponsabilidad de todos los bautizados en la vida y misión de la Iglesia.
Encontramos entonces en las CEF, la oportunidad para caminar como comunidad de fe, Esperanza y amor; de profundizar con los hermanos en el conocimiento y la comprensión del Evangelio y de madurar en el compromiso de vida.
Las comunidades Eclesiales de Familias son el desenlace lógico de todo el camino que hemos recorrido. A ellas, estaba orientada la sensibilización a los valores fundamentales de la Reconciliación la Fraternidad y la Comunión, las cuales preparaban a todo el pueblo de Dios para unas relaciones fraternas, de valoración en la justicia, la tolerancia, la convivencia pacífica.
Lo que hasta ahora hemos vivido se asemeja a la madre que espera e a su hijo y durante nueve meses viene preparando todos los detalles para que cuando nazca su hijo todo esté bien dispuesto para que el crezca y se desarrolle armónicamente y llegue a ser un ser humano que de sus frutos como persona miembro de la sociedad civil, de la Iglesia, de la comunidad Eclesial y de la familia. Es por esto que a las CEF las podemos comparar con el nacimiento de un nuevo ser, una nueva manera de ser Iglesia a la que es necesario continuar acompañando, guiando, instruyendo y fortaleciendo hasta que de sus frutos.
Al llegar a este momento entendemos que todo lo que hemos venido construyendo tiene su sentido en la medida que permita la organización de las CEF:
• El funcionamiento mínimo de las estructuras de comunión y participación (El EPAP, los Sectores, los ECS, la Red de Mensajeros, La carta a los cristianos, la profundización y vivencia de los valores propuestos mediante la realización de las acciones significativas)
• Un proceso que en su caminar ha logrado sensibilizar a la mayoría de los bautizados
• La creatividad para tener en cada sector una organización mínima de la vida de Iglesia (Catequesis, Encuentros y celebraciones dominicales, vivencia de la caridad partir de la organización social).
Es posible que en algunas parroquias por diferentes circunstancias aun falte camino por recorrer y que aun en donde hay un trabajo avanzado queden todavía personas y familias que no han logrado entrar dentro de esta dinámica pastoral; para éstos, es necesario mantener una actitud de acogida y comprensión sin cansarnos de buscar nuevas estrategias que permitan que poco a poco vayan comprendiendo el sentido de la propuesta. Es fundamental no aislar estas personas o familias, ellas se convierten para nosotros en un reto pastoral que hay que afrontar con creatividad y paciencia histórica.
 

Comunidades Eclesiales de Familias...
Una experiencia de Comunión, Misión y Solidaridad.
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